La saga original de Dune, escrita por Frank Herbert y que consta de seis títulos ya clásicos de la ciencia ficción, está incompleta. En Casa Capitular Dune, el último libro que pudo escribir Frank Herbert, quedaron muchos hilos sueltos e interrogantes al final. El autor esperaba poder cerrar la historia, cuando le sorprendió la muerte. Después de dos trilogías -la precuela de la saga y las "Leyendas de Dune", que hemos publicado en P&J-, llega ahora lo que era más difícil para los escritores Brian Herbert y Kevin J. Anderson: escribir el final de esta saga, el que tendría que haber sido el séptimo y último libro de Dune, a partir de las notas y el borrador que dejó Frank Herbert. Cazadores de Dune es el primero de los dos libros (el año que viene seguirá Sandworms of Dune) con los que se va a cerrar la mítica y fascinante saga original de Frank Herbert. Cazadores de Dune recupera los temas explorados en Dios Emperador de Dune, Herejes de Dune y, sobre todo, Casa Capitular Dune. Al final de Casa Capitular Dune, una nave que llevaba el ghola de Duncan Idaho, Sheeana (una joven que podía manejar a los gusanos de arena) y una tripulación de refugiados escapaba a los confines de la galaxia, huyendo de las terribles Honoratas Matres, las oscuras homólogas de la hermandad Bene Gesserit. Pero también las Matres habían tenido que adentrarse en el universo conocido, al ser expulsadas de su planeta original por un misterioso y aterrador Enemigo. Siguiendo el proyecto original esbozado por Frank Herbert, en Cazadores de Dune (y, en el año 2009, en Sandworms of Dune) seguiremos la exótica odisea de la nave de Duncan Idaho, constantemente obligada a eludir las trampas de este feroz y desconocido enemigo. Para ser más fuertes, los fugitivos han tenido que recurrir a la tecnología genética de Scytale, el último de los maestros Tleilaxu: así podrán revivir las figuras del Dune del pasado, incluido Paul Muad'Dib y su amada Chani, lady Jessica, Stilgar, Thufir Hawat y también el doctor Wellington Yueh. Cada uno de ellos deberá usar sus habilidades especiales para hacer frente a los desafíos que tienen delante. El fracaso es impensable. No sólo su supervivencia depende de ello en sus manos está el destino de la humanidad entera.