Esta novela es la principal fuente de inspiración de la nueva serie de moda Flash Forward. El equipo de investigación de Lloyd Simcoe y Theo Procopides está experimentando con el acelerador de partículas del laboratorio del CERN de Suiza para un proyecto secreto. Pero su experimento provoca un acontecimiento fatal: durante un par de minutos, la conciencia de toda la raza humana es arrojada veinte años hacia el futuro. Inevitablemente, este flash forward causa incontables accidentes de vehículos, aviones y otros dispositivos que acaban con la vida de numerosos seres humanos. Pero, además, se destapan otras consecuencias: uno de los protagonistas, al ver en su destello su futura muerte, intentará descubrir el modo en que ésta ocurre; otros buscarán a sus futuros amantes; habrá matrimonios que no durarán; destinos que no se cumplirán; futuros que no acaecerán según lo esperado; personas que se sentirán tan deprimidas por las visiones que tuvieron que acabarán por suicidarse Incluso Lloyd será víctima de su propio experimento: la hija de su prometida muere irremediablemente y este hecho le provocará un fuerte sentimiento de culpa. Además, su destello le indica que aparecerá otra mujer, por lo que supone que su relación con Michiko, su esposa, ya no tiene sentido. Lo que nadie esperaba era, además, que la sociedad empezara a presionar a los investigadores para que repitan el experimento, ya que todos quieren recibir ese destello de luz que les advertirá de nuevo sobre su futuro. Quieren tener la oportunidad de saber qué pasará con su vida para aprender a evitar sus errores. ¿Y si toda la humanidad se desvaneciera durante dos minutos y tuviera visiones de su futuro? Flash forward plantea cuestiones sobre el tiempo que ocupan parte de la literatura de ciencia ficción desde H.G. Wells. El dilema que se abre es la posible inmutabilidad del futuro, la angustiosa pregunta sobre si es factible cambiar el rumbo de nuestras vidas.