Max es un niño vive con su hermana Claire y su madre. No sabe cómo, pero a su hermana que tiene catorce años, casi quince, ya no le gustan los juegos a los que jugaban juntos antes y ahora cuando llegan sus amigos no solo le prohíbe que les hable sino que no lo defiende cuando casi lo matan. Completamente ultrajado, Max se venga inundando su habitación. Pero ya está arrepentido cuando su madre, que huele tan bien, -dios, la quiere tanto- llega a casa después del trabajo. Y ahora quiere desaparecer, convertirse un vagabundo, huir en un tren No sabe cómo lo ha conseguido, pero ha vuelto a decepcionarla. Necesita pensar. Y solo puede pensar cuando monta en bici o construye algo. Así que sale con la bici y se encuentra a Mr. Beckmann, un vecino de casi setenta años, que es la única persona que parece no haber olvidado ni un solo momento de su infancia. Por eso le gusta tanto a Max. Él comprende por qué a Max no le gusta nada el novio de su madre. En casa nadie le presta demasiada atención, así que decide ponerse su traje de lobo blanco y aullar, (en algún lado oyó que así declaran los animales su existencia) pero su madre que está preparando la cena y quiere que su hermana recoja la mesa y que él se siente, se enfada. Así, cansado de no entender nada decide irse y se refugia en el bosque, donde descubre un riachuelo que lo lleva hasta la orilla de un mar. Amarrada a una roca hay una barca, así que decide montarse en ella y navegar lejos. Después de una travesía por el mar con olas como dragones llega a tierra firme. En la isla descubre unas criaturas que no sabe identificar pero que pronto lo coronan rey. Con ellas vivirá grandes aventuras hasta que llegue el triste momento de volver a casa.