Con humor, simpatía y una heroína atípica que es más valiente de lo que cree, Ajo y el vampiro nos
recuerda la importancia de creer en uno mismo y también que los desconocidos no siempre son tan
temibles como parecen.
Ajo siente que siempre lo hace todo mal. No importa cuánto la animen Zanahoria y la amable Bruja
Agnes, Ajo solo desea ocuparse de su huerto, un lugar bonito y seguro, y vivir en su pequeña aldea con el
resto de vegetales.
Pero cuando llegan noticias de que un sanguinario vampiro se ha mudado al cercano castillo
abandonado, todos coinciden en algo: a pesar de sus temores e inseguridades, nadie mejor que Ajo para
plantarle cara. Y, con las esperanzas de todos puestas en ella, acepta enfrentarse al misterioso vampiro
confiando en poder salir airosa.
Al fin y al cabo, el ajo ahuyenta a los vampiros ¿verdad?