Me llamo Grecia. Lo sé, mi nombre no es muy habitual, pero seguro que tú y yo no somos tan diferentes, al
menos mi yo de antes. Tenía grandes planes, como amar, disfrutar, viajar o reír; más adelante, cuando tuviera
tiempo. Pero la vida no perdona, y basta con que te dé un revés para darte cuenta de que tienes que disfrutar
del presente.
Así que me armé de valor y decidí marcharme al norte para cambiar de aires. Allí, en medio del bosque, en un
pueblecito tranquilo y acogedor, descubrí que aún hay magia en las personas, que el amor existe y volví a encontrarme
a mí misma.
Abre tu corazón, porque voy a contarte mi historia.