Manfred Macx es un emprendedor altruista: su traba jo consiste en hacer ricos a los demás. Conectado al
flujo de información constante que es la característica
principal de la sociedad del futuro próximo, de él ex trae originales ideas que pueden cambiar el mundo, y
a menudo lo hacen. Pero Macx es algo más: con sus
implantes y su filosofía, está dos pasos por delante de
la ola tecnológica. Y puede ver que se aproxima la sin gularidad.
En la primera mitad del siglo XXI, el mundo se con vulsiona en la agonía de un parto superlativo: se acer ca el momento en que la mayor parte de la capacidad
de procesamiento será artificial, no nacida, y entonces
la humanidad habrá quedado obsoleta.
En una era de copias cibernéticas, conectividad to tal, inteligencias artificiales, mentes colectivas, viajes
espaciales a velocidades relativistas y la paulatina con versión del Sistema Solar en computronio, ¿qué puede
sorprendernos ya? Sólo la llegada de una señal alienígena que quizá indique la ruta de acceso al nodo de
red del espacio local.