Un mundo postapocalíptico en el que los adultos
han desaparecido y del que se han adueñado los
únicos supervivientes, los niños, al estallar una
bomba cuyos efectos devastadores sólo sufren
aquellos que han alcanzado la madurez sexual. En
un entorno sin otras reglas que las que pueden
imponer la fuerza y la violencia, los personajes se
encuentran desamparados y desatados, convirtiéndose
unos en víctimas y otros en verdugos.