Elizabeth Cochrane Seaman solo necesitó un vestido,
una gabardina y un par de mudas de ropa interior
para dar la vuelta al mundo más rápido que Phileas
Fogg. Quince años después de la publicación de La
vuelta al mundo en 80 días, Nellie Bly, pseudónimo que
utilizaba para firmar sus artículos, sorprendía a su editor
proponiéndole un viaje que imitara al del personaje
francés.