Teólogo, médico y filósofo, sentenciado a muerte in absentia y quemado en efigie
por la iglesia católica y, finalmente, condenado y quemado por hereje
por la iglesia calvinista.
Miguel Servet Conesa. Villanueva de Sigena (Aragón), 1511 – Ginebra, 1553.
Personaje controvertido, genial e
imprescindible, su lucha contra la corrupción
eclesial y la búsqueda teológica de la verdad
enfrentándose a la doctrina establecida
marcaron su vida de forma decisiva. Aunque
pasará a la historia por un descubrimiento
médico revolucionario, la circulación
pulmonar de la sangre, es su obra teológica
y filosófica la que tiene más calado y la que,
a la postre, le condenó a muerte por
oponerse tanto a católicos como a
protestantes.
Médico, teólogo y filósofo, Servet es una
figura clave para entender el pensamiento
del siglo XVI, además de acabar
convirtiéndose en un icono del pensamiento
libre. Un hombre que fue capaz de llevar sus
teorías a las últimas consecuencias y de
morir en la hoguera por defender la libertad de ideas y por condenar la corrupción de
las cúpulas eclesiales de diversas religiones.