Ya nadie escribe cartas en la era digital. Las historias, hoy en día, se cuentan a través de mensajes cortos y fotografías, con frecuencia sin permanencia: imagen que no existe, recuerdo que se pierde.
Esta novela gráfica y autobiográfica hace del género epistolar el guion de sus páginas. Cuenta la historia de Laura y Sandra, dos amigas íntimas que han de separarse por lo único, en esta vida, que no tiene solución: la muerte. Tras una larga enfermedad Laura deja sola a Sandra quien encuentra, en las cartas, un modo de seguir hablando con ella. El hilo conductor que traza la autora propone un viaje, cuidado y sublime, por todos los estados de ánimo que puedan imaginarse, una mirada al duelo con el recuerdo de una persona querida como pérdida y como inspiración, así como una reflexión profunda sobre los lugares, físicos o no, donde merece la pena quedarse varado.
En este su quinto libro, Sandra Díaz -escritora, ilustradora y cirujana, el orden por el que a ella le gusta definirse- se despoja de todas sus capas en incisiones, casi quirúrgicas, que dejan al aire el más puro sentido de la vida.