Tuvieron que morir sus dos hermanos mayores, Juan e Isabel, y su sobrino el príncipe Miguel, para que Juana se convirtiese en heredera de los territorios de las coronas de los Reyes Católicos. Ella no estaba destinada a reinar y, sin embargo, las circunstancias estuvieron a punto de convertirla en la reina más poderosa de su tiempo.
Casada con Felipe de Habsburgo, duque de Borgoña, su matrimonio fue profundamente infeliz y su alma fue arrasada por el amor pasional y los celos.
Pasó la mayor parte de su vida recluida en un palacio en Tordesillas mientras su hijo el emperador Carlos reinaba por ella, poniendo su nombre junto al suyo en todos los documentos de su cancillería, el rey Carlos y su madre, la reina Juana.
Sus cinco hijos llegaron a ser reyes y reinas en diferentes cortes europeas.
La llamaron loca y la apartaron de la vida, pero ¿estaba Juana realmente loca?, ¿quiso ella gobernar sus reinos?, ¿fue víctima de las ansias de poder de su marido, de su padre y de su hijo?
La vida de Juana, reina de Castilla y Aragón, sigue despertando el interés y la polémica siglos después de su muerte.