La nueva estación trae consigo una brisa fría que despierta
los sentidos, y Momoki y Manji reflexionan a conciencia
sobre su futuro en común.
Manji sigue viéndose incapaz de sincerarse con su gran
amigo Tsuna, pero, dispuesto por fin a desterrar la cobardía
de su corazón, decide enfrentarse a los sofocantes
recuerdos de su niñez y se dirige a la casa que lo vio crecer.
Ante la mirada gélida de su padre, Matsuri, y ante su tío
Iwai, por el que años atrás languidecía de amor, Manji
comienza a hablar...