En 1610, Joan Muntada y Bertrán Bofarull, huidos de la cárcel de Barcelona, se refugian en los alrededores de la ciudad. Buscando comida, Joan se tropieza con su amigo Facacare, con el que discute. Después huye junto a Bertrán hacia Llacera, donde intenta ajustar cuentas con su hermanastro Sebastià. Finalmente, se queda solo, perseguido y sin rumbo, y se le presenta un futuro incierto.