Cielo, tierra y rocas. Un teléfono suena en el desierto.
Brotan de la arena escarabajos azules, cíclopes, caníbales,
animales practicando la cartomancia. Y Dios.
Que sea el Alfa y el Omega, Yavé o una energía amorosa
e inteligente , la figura divina vertebra el nuevo
cómic de David Sánchez y aparece como una fuerza
inasequible, incomprensible, que tiene sus propios
planes a pesar de los rezos y artimañas de los personajes
para escapar a su voluntad.
Animales de gran carga simbólica pueblan Un millón
de años: la serpiente, el escarabajo, el águila,
pero también transitan por sus páginas un cerdo
enmascarado, una gaviota carroñera o un pulpo con
anillos en los tentáculos. Con este cómic quería
entrar en un terreno más ficticio. Además, me gusta
pensar que los personajes están bajo el efecto de algún enteógeno y que eso les proporciona la
experiencia mística o divina, y la visión animal , destaca el autor.